Aún no he salido de este trance en el que mi creación literaria es matemáticamente equivalente a un conjunto vacío. Por ahora no puedo escribir, pero sí leer. Así que cada noche converso de historia con personas que ya ni siquiera pertenecen a este mundo. Ellos vienen a mí en mis horas de desvelo. Se sientan a mi lado y me cuentan la historia de mi tierra desde mucho antes que llegaran los del occidente. Me lo cuentan todo como en un sueño, creo que piensan que estoy dormida. Mi memoria es como un gran almacén de historias que desmenuzo en pos de la correcta comprensión. Es injusto que viajar en el tiempo sea solo una fantasía. Sería genial ver con "mis propios ojos" las historias que narran las crónicas españolas y los romances de aquellos yaravíes...

Busco diferentes maneras de teletransportarme en el tiempo. Quiero que Mama Huaco me enseñe a combatir y conocer a Francisco Pizarro, saber si tuvo una Inés Suarez como Pedro de Valdivia en Chile.

Quiero besar a Ayar Auca antes que se convierta en piedra.

U.