Hace poco acompañé a mi hermano a un partido de fútbol muy especial. Para narrar este texto y sea luego comprendido en su total magnitud debo comenzar explicando que en casa se ha vivido siempre la tradición de ser hinchas de este equipo apasionado que popularmente es llamado la "U", así simplemente y sin más ornamentos.

En épocas de preparatoria, solía aprovechar esos días sin mucha disposición para los cálculos químicos para dejar que mi adrenalina me condujera hasta el estadio de mi equipo limeño. Allí me encontraba con mis mejores amigas y se nos iba el día entero simplemente viendo como entrenaban nuestros ídolos. A nosotras sencillamente, nos gustaba el fútbol.

Pero esta vez no solo era un simple partido - aunque si mi hermano leyera esto, diría que ningún partido de la "U" es un "simple partido" (ja, ja)-. Se trataba de la presentación de nuestro equipo para el campeonato de apertura 2008. Era la primera vez que pisaba el nuevo estadio crema. El "Monumental" hace honor a su nombre, me tomó unos segundos recuperar el aliento, luego me acogió en sus gradas en donde me mimeticé entre el tumulto de fanáticos que iban llegando fieles y eufóricos al encuentro.

La "trinchera norte" -un imponente y representativo grupo de hinchas cremas- se hizo esperar y llegó desplazando incautos y posicionándose determinántemente en sus puestos al sonido del bombo y la algarabía del estadio entero que coreaba las barras que yo cantaba en mi cabeza, ¡era increíble!, ¡las conocía todas de tanto haber escuchado a mi hermano cantar! Las olas alentadoras iban y venían y cuando el equipo crema saludó a la tribuna, fue una locura. Entre humo y bombardas aquella marea de gente en forma de estadio coreaba al unísono las más efervescentes canciones... "Crema, crema de mi vida..."

Vídeos, canciones, saludos y fuegos artificiales fueron sólo el previo de esta gran fiesta que luego dio paso al deporte que disfruté con tanta energía. Al primer gol de nuestro equipo mi hermano me abrazó y el estadio entero saltaba sin parar, levanté mi rostro y vi minúsculos papelitos de colores volando sobre mí. Al instante recordé una de esas cadenas un tanto odiosas que nos llegan siempre al correo y que habla de los que debes hacer antes de cumplir los treinta. Sonreí, definitivamente, esto debía estar incluido en aquella relación. Fue simplemente mágico.

Y dale "U"

U.