Día N° 271
Dicen que soy una guerrera, que no me rindo. Otros me llaman valiente, corajuda, con mucha fuerza.
Yo creo -más bien- que lo hago por dar la contra, por no dejarme, por salirme siempre con la mía. Porque si dicen blanco yo digo negro. Si dicen bajo, yo digo alto (siempre alto). Y no tengo miedo de decir lo que pienso, lo único que quiero es serme fiel. Ser leal a mi propio yo. Sin embargo es urgente confesar: Confieso
que tengo miedo. De que no sea como yo pienso o creo. Frecuentemente aguanto mis ganas de llorar y solo cuando estoy a solas (y no puedo más, y es muy muy vieja la noche, y sobre todo si hay luna) lloro. Me descoso. Grito para adentro como una loca. Luego reacciono, me seco las lágrimas (los mocos y las lágrimas), me arreglo el cabello...Después de todo: Sé que no me dejaré ganar. Porque a esta mierda de suerte que siempre me ha perseguido hoy quiero darle la contra, agarrarla a patadas con mi tibia rota, debe ser porque
como todos dicen (hasta mi madre) desde pequeñita he sido terca, muy terca, como una mula.
U.