A mi querido Gustavo...
Hasta ahora conservo aquel librito de rimas que me cautivó a los 14. Este joven de tez pálida y enfermiza se metió mi corazón al bolsillo con sus versos y a pesar de nuestra diferencia de edades -yo de 14 y él de 30- lo amaba empedernidamente, aunque mi adorado poeta había muerto hace ya mucho tiempo.
Lo quise tanto que hice mías su tristeza y melancolía volcándolas en mi poesía durante muchos años hasta que la tecnología me dio la posibilidad de investigar más y entonces descubrí facetas de su vida pocas veces estudiadas como sus dones de dibujante, su amor al patrimonio que lo llevó a escribir sobre los templos de España y su lado bohemio, burlesco y provocador de la época en que trabajó en los diarios españoles, todo ello no hizo más que afianzar mi admiración y fidelidad hacia su escritura. Es -sin duda alguna- un amor inalterable, eterno, como sus versos.
Lo quise tanto que hice mías su tristeza y melancolía volcándolas en mi poesía durante muchos años hasta que la tecnología me dio la posibilidad de investigar más y entonces descubrí facetas de su vida pocas veces estudiadas como sus dones de dibujante, su amor al patrimonio que lo llevó a escribir sobre los templos de España y su lado bohemio, burlesco y provocador de la época en que trabajó en los diarios españoles, todo ello no hizo más que afianzar mi admiración y fidelidad hacia su escritura. Es -sin duda alguna- un amor inalterable, eterno, como sus versos.
RIMA XI
Yo soy ardiente
Yo soy ardiente, yo soy morena
yo soy el símbolo de la pasión
de ansias de goces mi alma está llena
¿a mí me buscas? - No es a ti, no.
Mi frente es pálida, mis trenzas de oro
puedo brindarte dichas sin fin
yo de ternura guardo un tesoro
¿a mí me llamas? - No, no es a ti.
Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz
soy incorpórea, soy intangible
no puedo amarte...¡Oh, ven!¡Ven tú!
U.